DEL MIEDO A LA REBELDÍA

Introducción

Últimamente, el término “adiestrador” no parece una palabra con connotaciones que hagan pensar en algo feliz, al contrario que “educador”, “psicólogo” o “etólogo”, aunque cuando pensamos en resolver un problema con nuestro perro, sí que lo primero que se nos viene a la cabeza es “necesitamos un adiestrador”. Bien, como adiestrador, educador y psicólogo, te diré que a términos técnicos, los profesionales del sector canino aparecemos en Real Decreto como “adiestradores”, sea de nivel 1, 2 o 3, además de las especializaciones. No importa demasiado aunque sí que hay matices a la hora de trabajar modificaciones de conducta, que es lo que nos atañe y a lo que vamos, y venda más o venda menos, todos trabajamos por y para los perros y sus familias y todos somos conductistas (modificadores de conductas).

La mayoría de los propietarios de perros que acuden a un adiestrador es para resolver un tema de conductual. Casi nunca el problema de comportamiento es propiamente del perro, sino de la persona que se responsabilizó de su educación. Aprovecho para recordar que la normativa estatal actual, en España, detalla claramente que el propietarios es “responsable de la higiene y educación” de su mascota, por tanto, es de obligado cumplimiento tener educado a tu perro o gato. Es cierto que la mayoría de perros, sea por desidia o por desconocimiento, no lo está, y como vemos todos los días se convierte en un problema social, entre ladridos, escapadas, agresiones, orines y deposiciones.

La paciencia, además de constancia y una actitud siempre positiva, es la principal cualidad que se necesita para conseguir educar a tu perro. Sin embargo, el ritmo de vida ajetreado a veces no lo pone fácil. La nueva Ley de Bienestar Animal implicará que los nuevos propietarios deberán realizar un curso para poder tener un perro (que ya veremos el contenido y a quién permiten certificarlo, porque de momento a día de hoy no han hablado con profesionales caninos sobre el tema), pero sea como sea no es mala idea, porque por desgracia muchos dueños creen que el perro aprende solo, y cuando ven que no es así se frustran, y ya no logran salir de ese círculo vicioso, el perro va cada vez peor y ellos cada vez más desesperados.

La referencia del perro

Los adiestradores tenemos las claves y la experiencia y la intuición suficiente para conseguir grandes resultados con los perros, pero la gran ventaja de los perros es la inmensa atención que le proporcionan a su humano de referencia. Los perros desarrollan un vínculo enorme con su propietario, y realmente nadie está en mejor posición que él para educarlo. Realmente nosotros nos dedicamos a colocar a los propietarios en el camino correcto, con los conocimientos adecuados que necesita para su problema y dándole las herramientas y técnicas precisas.

Hacer sus necesidades en la calle, no tirar de la correa, no romper cosas en casa, no morder, no ladrar o no subirse encima de las personas son los problemas más habituales para los que se solicita a los adiestradores a nivel doméstico (también existe el adiestramiento deportivo o de competición). Todas, son conductas prevenibles en su mayoría con una educación a tiempo, por eso ayudamos a los perros a ser felices a través de formar a sus propietarios ayudándolos a crear vínculo con su perro y comunicarse con el. Es un trabajo de investigación que hacemos tanto del entorno como del hogar, del pasado del perro incluso de los familiares, quien hace qué con el perro y en qué momentos, etc., todo para encontrar ese punto en el que debemos incidir para que la educación después vaya rodada.

Psicología canina

Los perros pueden desarrollar miedos con mucha facilidad, porque los estímulos negativos se les graban muy por encima de los positivos. Si un perro tiene una mala experiencia en una calle concreta, en un pasillo, en una casa, cuando había un olor determinado o cuando estaba presente una persona, puede llegar a crearle lo que se conoce como impronta, y mucho más si estamos hablando de un cachorro, tanto como para rebelarse y no querer volver a pasar por esa calle, ni entrar en esa casa, ni permanecer cerca de esa persona.

Por eso, en muchas ocasiones, no es tanto una cuestión de educación o de adiestramiento, sino de encontrar la raíz del problema que hace que el perro se comporte de una manera esquiva, terca o violenta, profundizando en sus experiencias como lo podría hacer un psicólogo. Un perro tiende a comportarse de una forma concreta en su estado natural, animalmente hablando, por eso cuando hace algo que nos puede resultar extraño, puede ser o por que realmente está haciendo algo natural para el pero que como humanos no entendemos y nuestra falta de conocimiento nos dice que es algo negativo, o que realmente el perro esté comportándose de un modo alejado a su naturaleza, que es donde debemos incidir, encontrar ese punto y trabajarlo, para poder seguidamente educarlo y que sea un ciudadano ejemplar, un animal apto para vivir en sociedad, la que queremos compartir con ellos y que muchas veces el desconocimiento hace que humanos y perros choquemos.

Me quedaré como conclusión en este artículo con la frase que digo siempre, más vale prevenir que morder. No es un mundo sencillo el canino, pero si uno quiere aprender es maravilloso.